Algo que debería ser motivo de alegría, como es descubrir lo que nos hace humanos (en este caso, si tenemos en cuenta que el concepto de trabajo engloba en buena parte esta concepción), puede ser en realidad muy triste, si nos adentramos, por ejemplo, en la situación laboral de los siglos XIX y el XX. Y es que el trabajo, algo en teoría tan noble, puede esconder una realidad tan cruel como la explotación laboral. De este modo, podríamos hablar de una primera etapa supuestamente edénica, caracterizada (en teoría) por una concepción plenamente lúdica del trabajo. Ello, sin embargo, no puede ser menos cierto si tenemos en cuenta la situación de los primeros pobladores humanos, los cuales podríamos afirmar que [?]