Aunque nada le faltaba al rey porque tenía cuando deseaba, nunca estaba contento; siempre quería más y más. Un día le dijeron que junto a Palacio vivía una joven muy pobre que solamente tenía una miserable cabaña y un árbol en el corral, pero que gracias a este árbol, la joven era completamente feliz. -¡Qué me traigan inmediatamente ese árbol! -ordenó el rey. La Guardia Real fue a la cabaña de la joven, arrancó el árbol con raices y todo y lo llevaron al jardín real donde fue plantado. Pero ¡que raro! Aquel árbol sólo producía una música triste; tan triste que todo el que la escuchaba lloraba amargamente, incluso el mismo rey.